sábado, 12 de diciembre de 2009

Necesidades: Voluntarios.

Gracias al desconocido del bar que miestras desayunaba compartió conmigo una pequeña parte de su pasado.

“Éramos pipiolos, muchahos, mozuelos, jóvenes, es decir ignorantes de la vida, en proceso de conocerla. En ese estado nos mandanban durante casi un año a cumplir con el país, suerte si te enviaban cerca de casa. A mí me tocó en San Fernando, me dio una alegría inmensa, cerca de mi hogar, de la ciudad de los caballos y el vino.

Ciento ochenta en mi compañía, muchos venían de lejos. El primer día nos juntaron a todos en el patio, el comandante nos comunicó que necesitaban ocho voluntarios para Melilla, el silencio se hizo con el lugar, nadie quería dejar San Fernando. Así que el buen hombre alzó su brazo y con su dedo índice señaló ocho “voluntarios”, entre ellos yo. Y allá que me tuve que ir.

Los primeros meses fueron extraños, acostumbrarse a esa rígida disciplina, las guardías, la comida. Pero con las semanas mirabas alrededor y veías un grupo de amigos con los que nunca habías contado; como tú, hablando de la familia, haciendo maniobras, recordando a las novias que dejaron en el pueblo.

Una mañana, depués de cinco meses en Melilla, nos montaron en un helicóptero a seis de nosotros, no nos dijeron nada. Imagínate nuestras caras de pánico cuando nos dejan en el peñón de Vélez, ¿qué querrían que hiciéramos allí? Después trajeron a otros seis, y así hasta que nos juntamos veinticuatro. Nos tuvieron tres meses en ese peñón montando fusiles y armamento, aburridos. Aquello fue lo peor de mi paso por la mili.

Menos mal que estaban ellos, mis compañeros.”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Carmen, me agrada ver que para que no se te olviden los libros y las películas que ves y lees has creado un blog poco convencional a lo que acostumbro a ver por ahí. Que duda cabe que para paliar la falta de memoria has creado la memoria de los peces. No dejes nunca de escribir. Besos.

Recuerdos perdidos dijo...

Eso espero, que la imaginación y las historias que la gente me ofrece nunca se agoten.
Gracias.