jueves, 16 de octubre de 2008

Literatura: Daniel Pennac, un descubrimiento reciente.

Daniel Pennac, escritor francés, está premiado con el Renaudot por su libro "Chagrin d'école" (en él reflexiona sobre la educación en general, aunque no estoy de acuerdo con todo lo que propone).Primero mostrar mi gratitud a El Vengador Tóxico por acercarme a este autor que hasta hace poco no existía en mi vida de lectora compulsiva. Me aconsejaron, y así lo hice, comenzar por la saga de Malaussene, una serie de siete libros escritos entre 1985 y 1999; Malaussene vive en las afueras de Paris, es un personaje que tiene que cuidar de sus hermanos menores porque su madre los abandona cada dos por tres, trabaja en un supermecado y vive unas experiencias estrambóticas junto a unos personajes no menos extravagantes. Una delicia para reir y relajarse. Si alguien está interesado en pasar una tarde distendida no dudar en empezar por:
"Au bonheur des ogres"(La felicidad de los ogros)
"La fée carabine"(El hada carabina)
Además ha escrito otras novelas, ensayos, cómics, cuentos para niños,..., en resumen, un hombre prolífico donde los hayan.

domingo, 12 de octubre de 2008

Educación: Savater y el sistema educativo.

Artículo de Savater en El País de hoy domingo (si os interesa el tema educativo leed también:"Panfleto antipedagógico" de Ricardo Moreno Castillo):

LA EDUCACIÓN IRREMEDIABLE

"Durante muchos años, algunos nostálgicos hemos mantenido intacto el culto a la escuela republicana francesa como ideal de esa educación ilustrada, igualitaria y laica que en tantos sitios nunca se ha logrado y en otros parece haberse perdido. Sin embargo, hoy también ese envidiable parangón está en entredicho y padece peligrosas asechanzas. Pero como quien tuvo retuvo, esa relativa degradación es vista como un serio problema social y político por nuestros vecinos. Menudean los artículos sobre el tema en los principales periódicos y han aparecido o están a punto de aparecer diversos libros que debaten la situación con amplio eco público. El proceso de corrupción gradual de la escuela republicana sigue pautas que nosotros en España conocemos ya bastante bien: los reaccionarios de derechas que se oponen a la separación efectiva de la Iglesia y el Estado pretenden en cambio imponer la separación gradual del Estado y la educación. A este fin procuran presentar como una "modernización" cuanto favorece el crecimiento de la escuela privada, con un truco impecable: lograr que quienes compiten con ella desde lo privado, por medio de concertaciones, lo hagan con el apoyo de los mismos fondos públicos.La educación siempre se deberá enfrentar a otras enseñanzas: las de la calle, las de los más bribones, las de quienes obtienen éxito fácil o resplandor fatuo.

El paso siguiente será el bono o cheque escolar, que permitirá a los padres mayor capacidad de elección de centro... lo cual favorece a quienes tienen más nivel cultural previo para ejercer la elección y desprotege a las familias que poco o nada saben de tales cuestiones. Ya no se trata de "los chicos con los chicos, las chicas con las chicas" sino también "los hijos de los cultos y los acomodados con sus iguales, los pobretes con quienes les toque al final de la cola". Como concluyó un estudio llevado a cabo en 2007 por la APED (Appel Pour une École Democratique), "en el contexto de los países industrializados avanzados de Europa occidental, el aumento de libertad de elección en materia de enseñanza primaria y secundaria se traduce como media por un aumento importante de la determinación social de las prestaciones escolares y por tanto de la desigualdad". En Francia esto equivale a un empobrecimiento de recursos para la educación pública, disminución de horas de clase (sólo cuatro días a la semana), temarios cada vez más escuálidos y confusos... Esto es al menos lo que denuncia el diputado socialista Jack Lang, que fue ministro de Cultura y ministro de Educación, en su carta a Xavier Darcos (actual ministro de Educación) titulada L'école abandonée (editorial Calman-Lévy) y también lo que sostiene Muriel Fitoussi en su Main basse sur l'école publique (editorial Demopolis), libros destinados a crear polémica en esta rentrée.

Desde luego, este nivel de discusión no tiene lugar entre nosotros. Aquí la cuestión educativa fundamental es el tema de la asignatura Educación para la Ciudadanía, convertida en problema por la manipulación mentirosa de la jerarquía católica secundada por los representantes más miopes del PP, querella encima achacada por algunos medios a la intransigencia gubernamental, cuando el ministerio ha estado siempre a la defensiva en este tema y de modo bastante timorato. Resulta que después de tantos seminarios y discursos sobre la urgencia de la "educación en valores", ahora los inquisidores decretan que educar en valores es adoctrinamiento intolerable: y últimamente ya no sólo van contra la Educación para la Ciudadanía sino también contra la de Ciencias para el Mundo Contemporáneo, culpable de contraponer el trabajo científico basado en pruebas a las creencias, que quedan reducidas a meras opiniones (según denuncia ese nuevo Malleus Maleficarum que es el suplemento Alfa & Omega de Abc). ¡Y éstos son los que llaman arcaicos a los "progres"!

La segunda preocupación de las autoridades educativas de nuestro país, en este caso nacionalistas, es asegurar la inmersión lingüística de los alumnos y garantizar que no estudien en castellano ni por casualidad para que no se distraigan y aprendan bien la lengua que cuenta, que es siempre la "otra". A este respecto no deja de ser interesante uno de los pocos puntos de acuerdo que tiene Jack Lang con el actual ministro de Educación al que critica en el libro antes mencionado: "Estos programas aprobados por usted se ordenan alrededor de la columna vertebral de la cultura: la lengua nacional, nuestra casa común. De ella procede todo. Hacia ella todo converge. Madre de las otras disciplinas, es el saber de los saberes. Un niño que no encuentra la llave de acceso a nuestra lengua es un niño herido, mutilado, humillado, excluido". Quien así habla -¡no quiero ni pensar lo que le llamarían aquí!- es un socialista francés (no bretón, ni vasco, ni provenzal, ni corso, ni normando, ni...), es decir, una variedad política sin equivalente hoy en España.

De modo que cuestiones más sofisticadas o sencillamente menos sectarias no reciben atención pública ninguna entre nosotros. Por ejemplo, el libro de Daniel Pennac Mal de escuela (editorial Mondadori, con meritoria traducción de Manuel Serrat) ha suscitado un notable revuelo en Francia: no trata de asignaturas ni de leyes educativas, sino del proceso de aprendizaje visto desde el que no aprende, el cancre o zoquete, que en este caso es un popular escritor hablando en primera persona. Una obra paralela aunque con la perspectiva opuesta -el profesor que quiere pero que apenas puede enseñar- fue publicada hace muy poco en España: El profesor en la trinchera, de José Sánchez Tortosa (editorial La Esfera de los Libros). En este caso no hubo revuelo público, ni polémica, ni nada de nada, ¡ay! Ambos libros son alarmantes y divertidos, humorísticos y algo trágicos, aunque a mi juicio es superior el de Sánchez Tortosa, porque el de Pennac -simpático y perspicaz, desde luego- resulta bastante repetitivo y finalmente un poco "blando". Sin embargo, ya digo: como si nada. Si entre nosotros se habla de alguno, será del francés y no del que describe lo que ocurre en nuestros institutos: así vamos, culturalmente hablando.

En cualquier caso, el libro de Pennac tiene muchas cosas valientes y de interés. Por ejemplo, ahora que tanta lata nos dan con que la educación es propiedad de los padres, su defensa del papel de la escuela: "Todo lo malo que se cuenta de la escuela nos oculta los numerosos niños a los que ha salvado de las taras, de los prejuicios, de la abulia, de la ignorancia, de la estupidez, de la avidez, de la inmovilidad o del fatalismo de las familias". Y también su reivindicación del papel singular e inexcusable de los buenos maestros, más importante que los planes de estudio, la tolerancia de los pedagogos progres o la exigencia de disciplina de los autoritarios para rescatar al zoquete de su condición de tal: "Basta un profesor -¡uno sólo!- para salvarnos de nosotros mismos y hacernos olvidar a todos los demás".

Como cualquiera que conoce de lo que está hablando, sea conservador o revolucionario (excluyendo a Jacques Ranciére), Pennac describe el proceso educativo como el choque más o menos violento del saber con la ignorancia. O si se prefiere, del relativo saber con la relativa ignorancia. Esa pugna siempre encierra esfuerzo: "La idea de que pueda enseñarse sin dificultad proviene de una representación etérea del alumno". La sociedad puede obstaculizar la labor de los profesores o retribuirla mal, pero no puede convertirla en un proceso fácil, automatizado. El alumno que no quiere aprender, que se aburre en clase, que piensa en otras cosas, que no comprende las razones por las que se le priva de su ocio y sus diversiones, no es un caso imposible, sino normal. La chiripa es el alumno que no desea más que aprender, que ruega que le enseñen, que se interesa por toda disciplina intelectual: los hay, pero no se puede confiar en su aparición ni exigirlos como no se puede dar por hecho que hallaremos tréboles de cuatro hojas. Pennac avisa a sus colegas profesores: el caso normal es el cancre, el zoquete y no el empollón. Y el buen profesor no es el que se impacienta ante los zoquetes o culpa al universo (o al gobierno de turno) por producirlos, sino quien tiene el sentido de la ignorancia, es decir, quien mejor posee "la aptitud de concebir el estado del que ignora lo que uno sabe". Por eso quizá los ex zoquetes lleguen a ser mejores maestros que los que fueron sabios desde pequeñitos.

La educación es irremediable, no en el sentido de que no tenga arreglo sino porque siempre se deberá enfrentar a otras enseñanzas: las de la calle, las de los más bribones, las de quienes obtienen éxito fácil o resplandor fatuo en los medios de comunicación. Nadie se queda sin aprender, lo importante es saber quién va a enseñar y qué se va a enseñar. Y la pregunta que nos hacemos quienes no queremos que enseñen los peores es: ¿llegaremos a tiempo? -"

miércoles, 8 de octubre de 2008

Cine: Costa Gavras, un director deslumbrante.

Nacido en Atenas, Costa Gavras, viajó a Francia ya que en Grecia se le negaba el acceso a la Universidad (a causa de las vivencias de su padre encarcelado por comunista). Sus películas, al menos las primeras, critican hechos políticos reales; así en "Z" de 1969 (Oscar a la mejor película de habla no inglesa de 1970) trata la muerte "accidental" de un activicta de izquierdas en Grecia con una Irene Papas y un Jean Louis Trintignant espectaculares, en "La confesion" de 1970 pasa al lado "opuesto" denunciando el comunismo de Stalin, con "Estado de sitio" de 1973 muerde las dictaduras de latinoamérica y el colaboracionismo américano, en "Sección especial" de 1975 hace hincapié en el colaboracionismo francés con los nazis, en "Hanna K" de 1983 habla del problema palestino, con "Missing" de 1985 revive el golpe de Pinochet. Todas estas películas son apasionantes, aunque tengan un fondo político e histórico, muestran historias personales que tocan al espectador (a mí, al menos, me llegaron bastante).
Este director es muy conocido por "La caja de música" de 1990, todas las películas citadas son de gran interés y poseen una estética y una profundidad desbordantes.
Además, ya fuera de la crítica política, tiene otras películas que denuncian la sociedad actual:
"Le couperet" ("Arcadia" en español, sale uno de mis actores preferidos,,jijiji José García) de 2005 o "Mad city" de 1993.
Si el fin de semana os apetece ver cine de verdad, ved alguna de este director.
¡¡¡¡A disfrutar se ha dicho!!!!

lunes, 6 de octubre de 2008

Historia: Malinche, mujer histórica.

Malinche, nacida en 1502 en México, fue una esclava de Hernán Cortés, la bautizaron con el nombre de Marina. Se convirtió en intérprete de Hernán Cortés traduciendo el náhuatl-maya-español (es cuanto ésta aprendió el español). Además aconsejó a los españoles en cuanto a las costumbres de los nativos y formas de guerra. Se puede decir que fue de las primeras mujeres políticas en la Nueva España. Un personaje deslumbrante e interesante que vale la pena conocer.
Si os interesa saber más sobre Maliche, leed:
"Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España" de Bernal Díaz del Castillo

domingo, 5 de octubre de 2008

Educación: Arturo Pérez Reverte y los calamares.

Encontré este artículo de Pérez Reverte en "El semanal" de Junio de 2006, como siempre diciendo las cosas como son, me encanta:
LOS CALAMARES DEL NIÑO
Hay criaturas por las que no lloraré cuando suenen las trompetas del Juicio. Niños que anuncian desde muy temprano lo que serán de mayores. A veces uno está paseando, o sentado en una terraza, y los ve pasar apuntando en agraz maneras inequívocas. Adivinados en ellos la inevitable maruja de sobremesa televisiva –ayer vi reconciliarse a dos hermanas en directo y eché literalmente la pota– o la viril mala bestia correspondiente. Dirán ustedes que ellos no tienen la culpa, etcétera. Que los padres, la sociedad y todo eso los malean, y tal. Pero qué quieren que diga. En cuestiones de culpa, denle tiempo a un niño y también él tendrá su cuota propia, como la tenemos todos. Sólo es cuestión de plazos. De que se cumplan los pasos y rituales que se tienen que cumplir.
El zagal que veo en el restaurante tiene nueve o diez años, que ya va siendo edad, y se parece al padre, sentado a su vera: moreno, grandote y vulgar de modos y maneras. La madre pertenece al mismo registro. Todos visten ropa cara, por cierto. Colorida y vistosa. Sobre todo la madre, una especie de Raquel Mosquera vestida de Paulina Rubio y con toquecitos de Belén Esteban en el maquillaje y en la parla. La familia ocupa una mesa contigua a la mía, junto al gran ventanal de un restaurante popular de Calpe, situado junto al puerto. Y al niño acaban de traerle calamares a la romana. De no ser porque su cháchara maleducada, chillona e interminable, a la que asisto impotente desde hace veinte minutos, ya me tiene sobre aviso, la manera en que ahora maneja el tenedor me dejaría boquiabierto. El pequeño cabrón –nueve o diez años, insisto– agarra el cubierto al revés, con toda la mano cerrada, y clava los calamares a golpes sonoros sobre el plato, como si los apuñalara. Observo discretamente al padre: mastica impasible, bovino, observando satisfecho el buen apetito de su hijo. Luego observo a la madre: tiene la nariz hundida en el plato, perdida en sus pensamientos. Tampoco sería difícil, me digo, con la edad que tiene ya su puto vástago, enseñarle a manejar cuchara, cuchillo y tenedor. Pero, tras un vistazo detenido al careto del progenitor, comprendo que, para hacer que un hijo maneje correctamente los cubiertos, primero es necesario creer en la necesidad de manejar correctamente los cubiertos. Y por la expresión cenutria del fulano, por su manera de estar, de mirar alrededor y de dirigirse a su mujer cuando le habla, tal afán no debe de hallarse entre las prioridades urgentes de su vida. En cuanto a la madre, cómo maneje el crío los cubiertos, o cómo los manejen el padre o el vecino de la mesa de al lado, parece importarle literalmente un huevo.
Tras un eructo infantil jaleado con suma hilaridad por el conjunto familiar –después de reír, eso sí, el papi parece amonestarlo en voz baja, a lo que la criatura responde sacando la lengua y poniendo ojos bizcos– llega la paella. Y, tras deleitar al respetable con el uso del tenedor, el indeseable enano exhibe ahora su virtuosismo en el manejo de la cuchara agarrada con toda la mano exactamente junto a la cazoleta, alternando la cosa con tragos sonoros del vaso de cocacola sujeto con ambas manos y vuelto a dejar sobre la mesa con los correspondientes granos de arroz adheridos al vidrio. Tan maleducado, tan grosero como el padre y la madre que lo parieron. Y así continúa el dulce infante, a lo suyo, camino de los postres, en esa deliciosa escena española de fin de semana, una familia más, media, entrañable, con su hipoteca, y su tele, y su coche aparcado en la puerta, como todo el mundo. Y yo, que gracias a Dios he terminado, pido mi cuenta, la pago y me levanto mientras pienso que ojalá caiga un rayo y los parta a los tres, y les socarre la paella. Y ustedes dirán: vaya con el gruñón del Reverte, a ver qué le importará a él que el niño se coma los calamares así o asá, peazo malaje. A él qué le va ni le viene. Pero es que no estoy pensando en la paella, ni en el restaurante, ni en los golpes del tenedor sobre los calamares. Aunque también. Lo que pienso, lo que me temo, es que dentro de unos años ese pequeño hijo de puta será funcionario de Ayuntamiento, o guardia civil de Tráfico, o general del Ejército, o empleado de El Corte Inglés, o juez, o fontanero, o político, o ministro de Cultura, o redactor del estatuto de la nación murciana; y con las mismas maneras con las que ahora se comporta en la mesa, cuando yo caiga en sus manos me va a joder vivo. Por eso hoy me cisco en sus muertos más frescos. ¿Comprenden? En defensa propia

Literatura: Harumi Murakami.

Conocí a Harumi gracias a una amiga que me recomendó uno de sus libros y me dejó muy impresionada (gracias enana). Harumi nacido en Japón en 1949 ha tenido un gran éxito con sus novelas. Posee un estilo propio, ágil en el desarrollo del argumento, con diálogos y descripciones rápidas; la temática estrella es la soledad de las personas, temática que pone la piel de gallina al lector. Para aquellos que quieran arriesgarse con este autor podeis empezar por:

"Tokio blues (Americab Wood)
"Sputnik, mi amor"
"Kafka en la orilla"

miércoles, 1 de octubre de 2008

Educación: esto es un hombre sin pelos en la lengua.

Aquí teneís un artículo de Arturo Pérez-Reverte publicado en XL-Semanal el 1 de enero de 2008, lo leí en su momento gracias a un maestro lleno de experiencia:
"Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros.Refraneros casticistas analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda. Presidente de este Gobierno. Expresidente del otro. Jefe de la patética oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos.
Ministros y ex ministros -aquí matizaré ministros y ministras de Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera.No quiero que acabe el mes sin mentaros -el tuteo esdeliberado- a la madre. Y me refiero a la madre de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis posible que este autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda todavía. De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza, y los alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas.
Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa
2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana -que, es cierto, deberían ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural-, pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y Cataluña.
Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte
años de gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso histórico». O una ministra de Educación,
la señora Cabrera, capaz de afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de maravilla, que «el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien» y que éste no ha fracasado porque «es capaz de responder a los retos que tiene la sociedad», entre ellos el de que «los jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms». Con dos cojones.
Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente -recuérdame
que te lo comente la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia Española-. Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres», aunque tampoco
estuvo mal lo de «hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos» Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes, Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la preparada, la que por fin va a
sacar a España del hoyo, vendrá en los próximos años, al fin, gracias a futuros padres felizmente formados por tus ministros y ministras, tus Loes, tus educaciones para la ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y tus alumnos de cuatro suspensos y tira p'alante.
Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa detanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos. Niet. La tiene el bajo
rendimiento educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco, Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la gente que estudió bajo el franquismo:
Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre los que generacionalmente me incluyo.
Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio.
Cuánto más peligro tiene un imbécil, que un malvado.
"
Un gran aplauso para este escritor, periodista, pensador,etc.