
Pero también están los ratos en blanco, son minutos en los que, a escondidas, sin que ninguno de mis compañeros me vea dispongo sobre el regazo dos cosas: la foto de Raquel, mi esposa, y la crema que Marta, mi hija, me mete en la mochila cada vez que zarpo, “Para que tus manos tengan unas grietas suaves”, parece que no quiere enterarse de que su padre es pescador. Porque si los demás vieran la cara de bobo que pongo ante la foto sería el hazme reír del barco durante unos pocos de años, y si se enteraran de lo de la crema lo sería para el resto de mis días. Aunque yo sé que todos buscan sus ratos íntimos para dedicárselos a las madres, las novias o los hijos. Así nos tiramos los días, unas veces intentando olvidar lo que has dejado en tierra y otras avivando el recuerdo.
Los hombres de mar somos como los de tierra, llenos de contradicciones, mas silenciosos, muy silenciosos.
2 comentarios:
LOS HOMBRES DE MAR, LOS PESCADORES, DEBAJO DE LA CORTEZA DE SAL, TIENEN LA AÑORANZA PERPETUA DEL HOGAR, SOLO UNA FAMILIA, SE COMPARA CON LA INMENSIDAD DEL MAR.
HERMOSO ESCRITO RECUERDOS, DEJO UN SALUDO PARA TI
Los hombres de mar y los de tierra siempre están añorando.
Un saludo.
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