jueves, 13 de mayo de 2010

Necesidades: ¡Felicidades!"


"Porque no será tan malo el vino cuando te ocurren estas cosas. En su justa medida el vino inhibe y uno se vuelve más sincero si cabe"

Me subí al tren con la relajación de las dos copitas de vino blanco, miré al pasajero que estaba a mi lado. Un hombre de cincuenta largos, concentrado en la lectura de un libro gordo que contenía palabras muy científicas y dibujos de pulmones, corazones y otros órganos.

“¿Estará preparando oposiciones de medicina?”. Veo que el señor se gira, me sonríe y me dice que no. Me doy cuenta que he pensado en alto, me pongo más colorada. De esta forma tan rara iniciamos una conversación. Relata que es de Bolivia, “Llevo un año acá, soy cirujano, por eso leo este libro, me gusta mi trabajo”. Una vez pasada la vergüenza del primer momento me envalentono, le hago preguntas sin parar.

Se dirige a un pueblo, hay feria y le toca la guardia de noche, se espera heridas de arma blanca y borrachos pasados de alcohol. Me dice que cuando los pacientes están en sus cabales lo tratan bien, con respeto, otras veces no tanto. Lleva una foto de sus tres hijas, su mujer es médico, de cabecera. “Esta noche también tiene guardia, las niñas se cuidan solas. A la mayor le han dado una beca por el tenis en la Universidad de Nueva York, le cubren todos los gastos de la carrera. Las amigas la llaman para salir, pero ella está metida en el deporte”. Sus ojos azules brillan junto a una sonrisa llena de orgullo, admira su obra de arte. No puedo evitar felicitarle por su vida, está entregado a su familia y su trabajo, lo veo feliz.

Después le pregunto su opinión sobre estos lares, es muy respetuoso, parece que tema decirme cosas negativas. Le insto a que sea sincero, me gusta escuchar las críticas de los demás.Pero no estaba preparada para su respuesta, “La permisividad, el libertinaje y la falta de gusto por el esfuerzo”, demasiado ajustado a la realidad.

Cuando llegué a casa me tomé otra copa de vino.

6 comentarios:

VANESSA dijo...

Nunca viene mal escuchar las historias de la vida de la gente, aunque sea gente desconocida...

Recuerdos perdidos dijo...

En realidad todos acabaremos siendo desconocidos...

Anónimo dijo...

Las opiniones de los demás se suelen despachar con calificativos rápidos y, la mayoría de las veces, demasiado sobados.
Tu entrada me hace pensar muchas cosas. Me hubiera gustado ir en el tren y preguntar: "¿Por qué?".

Un beso.

Hugo Coopel dijo...

cuantos momento habra aliviado el vino. a saber mientras tanto, sea con vino o sin el, me sigue encantando tus textos.

Saludos

Recuerdos perdidos dijo...

Curro, ¿de verdad no sabes porqué?, o ¿más bien te hubiese gustado corroborar algo?


Un saludo.

PD: Esa no fue su respuesta, más bien es la que yo hubiese dado; creo que su educación, su miedo a mi posible enfado influyó en él. Una pena.

Recuerdos perdidos dijo...

Hugo gracias.