lunes, 3 de diciembre de 2012

Necesidades: Desembarco



No tengo tanta fuerza de voluntad, lo sé, pero lo intento, creo que puedo, hoy sí, creo que puedo olvidar todo lo demás, ese demás en el que están ellos cinco en general y uno en particular. Carpe diem, dicen tus ojos mientras relatas las proezas de la semana, sin embargo no entiendo nada, olvidé el latín de 3º y de COU, y el griego también, las decepciones de la semana no me dejan procesar más allá. Nos sentamos en el sofá, ese que no conocemos, que cada viernes cambia, de color, de tamaño y grosor. Nos acomodamos y nos retratamos. El vuelo bien, como siempre dormida, ni las azafatas vendiendo el motor derecho del avión me han despertado. ¿Y el tuyo?Turbulencias, muy divertido hasta que el niño de atrás se puso a gritar y se comió a sus padres. Me encantan tus figuras estilísticas, me encanta tu figura. Te digo adulador, y no lo eres, simplemente te encanto, o ¿no? Después de deshacernos en palabras y hechos salimos a la calle. Siempre es una ciudad  extraña para ambos, así que caminamos por parques y callejuelas haciendo hincapié en los barrios mestizos que no castizos. Las poco más de 48 horas suelen pasar como un suspiro. A la vuelta todo parece gris, es domingo, ya no me hace ilusión sacar la tarjeta de embarque, las tarjetas de embarque de los domingos son absurdas y tristes. Mientras miro la pantalla de salidas llega un mensaje a mi teléfono, dices que estás embarcando. Sigo en la T4, respondo, el mío sale con retraso. Con retraso llego a mi ciudad, después de una hora de coche, consigo aparcar. Las calles están ya dormidas, por las ventanas se ven las televisiones encendidas, mis pasos hacen eco. El eco duele, la realidad de ellos cinco en general y uno en particular más.

No hay comentarios: