viernes, 10 de diciembre de 2010

Necesidades: El Pitos I



“No daba para tanto, no daba para tanto”. Lo repetía una y otra vez mientras rebuscaba en sus bolsillos mugrientos. Su traje gris lleno de jirones; en el cuello colgaba una bufanda que antes era blanca. Se alejó de la tienda y de las miradas inquisitivas del resto de clientes. Su boca se humedeció al pasar por la panadería, era temprano, el horno estaba caliente, el olor a pan recién tostado lo despertó aún más. Primero debía recoger los trastos y esconderlos en el hueco de la plaza de San Andrés o dejárselos a Doña Paca mientras buscaba algo con que comer ese día. “Pero Doña Paca querrá la mitad de mis recaudaciones, mejor el hueco de San Andrés”. La gente comenzaba a moverse por las calles, caras siniestras, iban a trabajar. Él no tenía prisa, en el parque el caballero del periódico siempre le daba unas monedas por pasear a los dos caniches. Más tarde pasaría por la puerta del convento Los Remedios, “allí iré a la hora de comer, si les arreglo el patio las monjas me darán un plato de garbanzos y una pieza de fruta”. Alguien lo empujó, ni siquiera unas disculpas. Pepe el de los cupones ya estaba en su puesto, se acercó, aunque era ciego lo reconoció.

- Hombre, ya era hora de que te pasaras por aquí; el jueves pasado me comentó Don Alonso, el del edificio Las Palomas, que necesitaban para unos días a alguien que cuidara del material de una obra por la noche, pensé en ti.- Conocía muy bien a Don Alonso, un ricachón gordinflón casado, muy simpático y querido por todos; sobre todo por las putas del burdel La Paquita, porque siempre era generoso con ellas. Algunas noches, las pocas que lo dejaban dormir en el portal del edificio Las Palomas, veía a Don Alonso intentando abrir la puerta del portal, borracho y tambaleándose como Roma en sus últimos días. “Pobre hombre, es un pobre diablo” Por la tarde paseó por el bulevar, la noche empezaba a caer y el frío a aparecer. Tomó prestados unos cartones, fue a San Andrés a por sus cacharros, después marchó para el portal Las Palomas y esperó a las 12 de la madrugada. Entró y se tumbó en el hueco de la escalera. El suelo ya no le parecía duro, los cartones le ayudaban con el frío y sus preocupaciones eran tantas que en menos de un minuto quedó dormido.

- ¡Tú sí que vives bien!- Era Don Alonso, estaba sentado a su lado, olía a whisky. Se incorporó y puso cara de interés.- Tú no tienes que…que pelearte con nadie en casa…. Bueno,… tú ni siquiera tienes casa. Tampoco tienes que aguantar a la zorra de tu hija, puta aduladora del diablo que sólo me habla para pedirme dinero…ups. Que me caigo, estoy un poco borracho sabe, espera coño, ¡tú eres El Pitos!,…qué alegría verte. Mi mujer es una hipócrita del cipote, delante de la gente es mansa como un minino, pero en la intimidad…ups, perdona si te aburro…lo que te decía, eso, que mira estas fotos.- Don Alonso sacó un sobre de su chaqueta, le mostró unas fotos a color. Él, mientras, mantenía el tipo, escuchando, asintiendo.- Esa guarra se dedica a participar en orgías, y yo pensando que iba a reuniones del Tupperware ese y a exposiciones, seré gilipollas.- Él no pudo aguantar y le contestó.

- Sólo he venido para preguntarle por lo del trabajo guardando material de una obra.- Su cara cambió, se puso serio, frío, ya no parecía el hombre entrañable de hacía unos segundos.

- ¡Y a qué viene eso! No estás viendo que mi vida en un caos…- Se lamenta, llora desconsolado. De pronto para sus lamentos.- Un momento, Pitos, tú podrías hacerme el hombre más feliz del mundo y yo a ti también; y si,…a ver…yo te doy 120.000 euros por matar a mi mujer.- El Pitos no sabe que cara poner, ni siquiera pone una cara.

- Mire Don, usted se va de putas y vuelve borracho y su mujer no lo ha matado. -

- Estás dispuesto a joderme la noche, el plan y la vida, ¿verdad cacho cabrón?.- Alonso se disculpa, vuelve a llorar, se apoya en El Pitos; al rato se levanta, sube al ascensor y se despide.

4 comentarios:

Miguel dijo...

La desesperación hace que se vean mosntruos donde no los hay. Así pasa muchas veces, y se confunde la realidad con la fantasía, con los sueños, y con nuestras frustaciones.

Un beso.

Anónimo dijo...

Blanco y negro.
Expresionista.
Y muy bien contado.
Besos.

Sergio dijo...

No sólo se conocen personajes extraños de fiesta o en un manicomio. Basta con buscar desesperadamente una ocupación y esta España deprimida los está multiplicando. Bueno, como veo que hay un uno en el post seguiré esperando los siguientes retratos o necesidades. Elegantemente escrito como no podía ser menos tratándose de este blog.

Recuerdos perdidos dijo...

Gracias a los tres.