domingo, 25 de noviembre de 2012

Necesidades: Amigos para siempre



Paco, Ana y Mariano. Ana, Mariano y Paco. Mariano, Paco y Ana. Un desorden en el orden porque ninguno recuerda con exactitud quién envió a quién la invitación a Facebook. 

Ana tenía una prima lejana, tanto de sangre como en la distancia, pero por ello no dejaban de ser familia así que se tenían en Facebook. Un día, concretamente un domingo tarde deprimente, Ana comentó una fotografía en la que habían etiquetado a su prima. Era la imagen de unas montañas nevadas. Preciosa, se dijo Ana. El autor de la fotografía, Paco, amigo de la prima de Ana, agradeció los elogios de esta última. Intercambiaron varios comentarios sobre el mundo de las instantáneas y en pocas semanas compartían muro, fotos y comentarios. Coincidían en miles de cosas, además del gusto por la fotografía ambos practicaban senderismo cada fin de semana, Ana en la provincia gaditana, Alcornocales y Grazalema, Paco en la provincia de Ourense, por el Invenadeiro y la Enciña da Lastra. En cuestión de dos meses ya se tenían por buenos amigos y hasta se contaban las cosas diarias que los entristecían o les hacían reír. Ambos casados, uno con dos niños, la otra sin hijos y sin ganas de buscarlos. En ningún momento escondieron nada a sus respectivas parejas, porque se consideraron amigos desde el principio, hasta tal punto que pensaron que uno de ellos fuese a conocer al otro en persona y parase en el hogar familiar. Pero esas cosas se dicen y se piensan mucho, y entre medias resultó que Paco, apuntado a un club de fotografía por internet que publicaba una revista mensual, logró hablar por mail con Mariano, el escritor madrileño de uno de los artículos que había leído en el número del mes anterior. De un mail semanal pasaron a dos diarios, al principio hablaban de encuadres, de la luz y de las cámaras que había en el mercado, al final uno de los dos cayó en eso de que tenían Facebook y que allí podrían intercambian imágenes y demás. Claramente Paco le habló a Ana de Mariano y a Mariano de Ana, y en menos de lo que canta un gallo se habían conectado por la red social.
A partir de entonces los tres desarrollaron una actividad frenética en Facebook, parecía que se conocían de toda la vida. Así que después de dos años y medio de conversaciones vía teclado decidieron que tenían que verse los tres, hacer alguna ruta por algún paraje natural, sacar fotos y disfrutar de esa amistad que habían entablado en la distancia.

Quedaron en Madrid, a Mariano le venía perfecto, él se encargó de planificar la caminata por el parque de Peñalara, Paco y Ana irían volando. Al principio era algo extraño, verse en persona los tres, poco a poco fueron cogiendo confianza. 

Ana pensó que eran unos tíos muy majos, con el pequeño detalle de que Mariano fumaba, su coche, su ropa y todo él olía a tabaco, cosa que le repugnaba bastante, porque después de estar un rato juntos ella misma sentía que hedía a tabaco. Además descubrió que Mariano era muy educado, pero justamente con el tema del tabaco no lo era tanto, ya que no pedía permiso para encender un cigarro y echaba el humo como una chimenea hacía sus interlocutores.
"Ya podría  preguntar si molesta"
Paco al menos no fumaba, era más callado de lo que se imaginaba, por Facebook se mostraba más extrovertido, casi podía haberse dicho que era en persona todo lo contrario, tímido. Durante el fin de semana se mostró tan silencioso que a veces ella misma sacaba temas de conversación, esperando hacer más amena la caminata por el monte y los trayectos en coche.
"Pues menudo compañero de viaje"
 Aquello a Ana le desagradó bastante.

A Paco también le dio muy buena impresión tanto Ana como Mariano. Al principio todo iba perfecto, Ana no paraba de parlotear, pensó que era la emoción del encuentro, pero con el paso del tiempo y las horas Ana no callaba la boca, y Paco acabó sufriendo un dolor de cabeza insoportable y deseando que Ana cerrase el pico. No podía con aquella voz de pito.
"¡Qué se calle de una vez, por Dios!"
Mariano al menos era más tranquilo, aunque a veces, según el criterio de Paco, Mariano se mostró un poco perezoso, ya que los cuatro días que estuvieron por la sierra no pudieron hacer excursiones de día entero porque Mariano tenía que volver a la casa rural a hacer su siesta de hora y media. 
"¡Y no podrá dejar la siesta para otro día!"
Aquello a Paco le disgustó bastante. 

A Mariano le agradó su nueva compañía, parecían gente encantadora. Aunque en cuatro días se dio cuenta de que Paco iba demasiado rápido en las caminatas, casi iba tirando de los demás y a él le costaba seguir el ritmo, pensó que Paco no era un tipo que respetase el ritmo de los demás, ni que tuviese en cuenta al otro al ir de senderismo.
"Más empáticos los he conocido yo"
Ella sin embargo parecía simpática, hablaba y reía. Sin embargo durante la convivencia en la casa rural le pareció que Ana estuvo muy pesada cuando le insistía en que fumase fuera de la casa y que recogiese las cenizas del cenicero cada dos por tres. 
"¡Ni que fuera mi madre!"
Aquello a Mariano le enojó bastante.

Al despedirse en el aeropuerto ninguno fue capaz de de decir más allá de lo socialmente aceptado, "Hasta la próxima. Ha sido un buen encuentro.¡Qué bien lo hemos pasado! Tenemos que repetir. Colgaré las fotos por Facebook". Ya en sus respectivas casas contaron a sus respectivos familiares o amigos lo acontecido poniendo el acento en aquellas cosas que molestaron a cada uno de ellos de los otros dos. Nunca ninguno de ellos se sinceró, pero eso sí, siguieron siendo amigos por Facebook.

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