domingo, 3 de enero de 2010

Necesidades: Infancia de madre


“El otro día vinieron mis tías de Barcelona, la Trini y la Sierri. Ellas me criaron en Cabra hasta los nueve años, mientras mis padres levantaban un bar en Córdoba y criaban a otros seis hijos más; hijos que eran mis hermanos, hermanos que yo apenas conocía.

Ya están las dos muy mayores la verdad, pero me dio una alegría inmensa verlas de nuevo. Allí, en Cabra, vivíamos en un casa pequeña, con una huerta enorme, las Huertas Bajas, en la que toda la familia trabajaba desde las ocho de la mañana a las cinco de la tarde, ella era el medio de subsistencia. Éramos muchos, mis dos tíos, mis seis tías y sus padres. A la madre la llamaban la Piruetana, al padre José. Todos en aquella casita, a cuatro por cama, y yo era la niña de la casa, la que todos mimaban con cariños. Recuerdo que el antiguo cuartel de la Guardia Civil estaba enfrente y poco más. Con la visita de las tías me han asaltado miles de imágenes, olores e incluso sabores que no sabía que aún guardaba en mi memoria.

Mientras les enseñaba el álbum de la boda de tu hermana me contaron mi primera trastada, fue con cinco años. Por las mañanas, bien temprano, llegaba un hombre con un burro, vendía aguardiente por cuartos, medios y litros. Todos tomaban una copa antes de ir a trabajar al campo. Me levanté mientras mis tías hacían sus quehaceres diarios y empecé a beberme la botella que habían dejado en la mesa, casi un litro de aguardiente en un cuerpecito de cinco años. Cuando me encontraron en la cama blanca como la cal y sudando se echaron las manos a la cabeza, pensaron que me estaba muriendo de alguna enfermedad. Al poco descubrieron la botella vacía, mi olor a aguardiente hizo el resto, me provocaron el vómito.

Por suerte para ti, hija mía, todo quedó en un susto.”

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Conozco Huertas Bajas. El cuartelillo de la Guardia Civil sigue allí.
Hoy es un remanso de tranquilidad, donde uno puede irse a leer y a ver crecer las lechugas.
Tiempos duros, aquellos.
Y duras historias. Averigualas para que no desaparezcan de la memoria.

Recuerdos perdidos dijo...

Para eso están las navidades en familia, para hacer memoria. Algún día visitaré esos lugares, no estaría mal poner imagen a las palabras.

Anónimo dijo...

Mira esta imagen: http://forodellagarto.creatuforo.com/la-velocidad-en-las-huertas-bajas-tema2799.html
En Cabra te recibiremos con imperatividad, no exenta de cariño, como nos recomienda la alcaldesa.
Saludos, paisana.

Recuerdos perdidos dijo...

Yo no soy de Cabra, pero gracias por la invitación.
Saludos.