martes, 12 de octubre de 2010

Necesidades: De no recordar



Me apelmazo en el sofá, toda huraña, con la manta hasta más allá de mis pies. De golpe le ha dado por llover, además con fuerza, con un viento estúpido simpatiquísimo. Veo las noticias, leo, os leo, escribo, le escribo y me doy un baño con olor a gel de almendras,a mí todos me huelen igual, y con el agua bien caliente. El cambio de tiempo me ha sentado bien, aunque no lo parezca, los paseos por la playa serán ahora más entrañables. Con estas reflexiones bajo la basura antes de que pase el camión, llevo tres bolsas diferentes, la de los envases, la del cartón y la orgánica, el suelo está mojado y no paran los chuzos de caer. Me digo, sólo son unos metros, además si voy cerca de la pared no me mojaré mucho, valentía hasta para tirar la basura. Saco pecho y me pongo manos a la obra con mi objetivo, reciclar. Pero los torpes lo seremos siempre, y mucho más cuando se añaden dificultades como una lluvia intensa y llevar más de dos bolsas en las manos. Está claro lo que ocurre, me tropiezo, me doblo el tobillo derecho y caigo de culo en mitad de la carretera que estaba cruzando, justo encima de un charco fantástico. A su vez, como las bolsas no son muy persistentes una de ellas se raja saliéndose todo el contenido, claro que no puede ser la de envases o cartón, no, tiene que rajarse la de basura orgánica. Me quedo de culo allí en medio, como diciéndome "Esto sólo me puede pasar a mí" hasta que un coche pita y me alumbra con las largas despertándome de mi ensimismamiento temporal. Me aparto, hay unos cuantos conductores que al pasar me miran muy mal, sus miradas me han traído un recuerdo no muy lejano, sus miradas me han recordado el desprecio de otro en la adolescencia. Pensé que eso lo había olvidado y únicamente ha hecho falta caerme de culo en un día de lluvia para recordarlo. La mente es selectiva, maravillosa y estúpida a la vez. A buenas horas.

6 comentarios:

Sergio dijo...

De torpe a torpe te lo digo: el manejo de las frases es como música, en absoluto torpe.
Y sí, los recuerdos tienen eso. Ayer veía por televisión que tenemos miedo cuya causa no conocemos porque está perdida en nuestra infancia. Ni los recordamos. Nos retrotraemos a un pasado que no recordamos. El pretérito nos persigue hasta cuando no tenemos consciencia de que sea nuestro. Un saludo desde una Barcelona dónde el viento, esta mañana sí, nos ha dado una tregua.

Anónimo dijo...

No te preocupes.
¿Tú sabes qué persona del universo mundo fue una vez atropellado por un paso de Semana Santa?
Pues no te lo pienso decir.

(Es que van como locos).

Recuerdos perdidos dijo...

Jejejeje, Curro, eso lo supera con creces.Ya me siento mejor.


Houellebecq: Y los recordamos cuando menos lo esperamos. ¡Qué torpe es el viento!

Un saludo.

Miguel dijo...

A veces el presente nos sorprende con una luz retrospectiva que nos ilumina cosas de nuestro pasado. Y a veces son agradables y otras no tanto. Pero hay que recordar, no basta con olvidar para soñar.

Un beso.

Thornton dijo...

Los desprecios de la adolescencia no se olvidan jamás.
No recicles, es un invento de las empresas para despedir personal.

Besos.

Recuerdos perdidos dijo...

Pues no lo sabía Thorton, gracias.