lunes, 3 de diciembre de 2012

Nanorelatos: Conectados

Corea del Sur

Cuando despertó su parada había pasado, miró el mapa y decidió llegar al al final de la línea siete. Ver el último barrio de la urbe sería una experiencia, todavía no sabía si buena o mala. Quedaban unas quince estaciones así que podría curiosear, ver a los pasajeros leer, escuchar ese idioma de melodía saltarina, observar las ropas, las caras,...Incluso podría intentar hablar con alguno de ellos, preguntar cosas de la ciudad, de los horarios. Lo intentó, buscó alguna mirada aliada, puso cara de turista, sonrió,pero fue imposible, las pantallas estaban allí y ellos no asomaron.

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