Una vaca que se plantea nuevas historias cada día, las muele, las traga, las vuelve a trillar entre las muelas y finalmente las traga para siempre.Cita de Mónica Beatriz Castro. (Gracias Monique)
martes, 11 de diciembre de 2012
Necesidades: Admirar
Tengo que contarlo porque me ha impactado su entereza. Hoy, en clase de uno de esos idiomas en los que me ando perdiendo, he vuelto a ver a una compañera que llevaba más de dos meses sin venir. Me ha sonreído y ha hecho sitio para que me sentase a su lado. Desde el primer día de clase me cayó bien, más cerca de los cincuenta que de las cuarenta, lleva unos tres años por estos lares, es de más al norte, pero parece que se enamoró y se quedó por aquí. Viajera incansable y seducida por esas otras lenguas, risueña, independiente. Los pocos días que coincidimos a principio de curso hicimos buenas migas, había cosas de las que hablar, cine, libros, anécdotas de visitas a otros países. Pero al mes empezó al faltar, no tenía su teléfono, ni su mail, ni nada. Más de una vez me acordé de ella, porque el resto de compañeros parecía un grupo algo más cerrado, ya hecho. Y hoy al llegar me la encuentro allí, y me alegro al verla, y como soy curiosa y habladora le pregunto. ¿Cómo estás?¿Por qué has faltado estos meses? Y ella como el que habla del tiempo me responde que una operación de cáncer, que de cáncer de colon, que está en tratamiento, que vendrá los días que pueda. Y abro los ojos. Tienes una fuerza increíble, le digo. Ha notado mi cara de admiración, la veo con un aplomo y serenidad asombrosos. El profesor le manda hacer una presentación oral de unos minutos, la improvisa, le sale bien, al terminar los compañeros le aplauden por su discurso, yo también, la determinación y la fortaleza bien se merecen una ovación.
Nunca dejes de batallar.
martes, 4 de diciembre de 2012
Necesidades: De trotar
Alpes alemanes |
lunes, 3 de diciembre de 2012
Nanorelatos: Conectados
Corea del Sur |
Cuando despertó su parada había pasado, miró el mapa y decidió llegar al al final de la línea siete. Ver el último barrio de la urbe sería una experiencia, todavía no sabía si buena o mala. Quedaban unas quince estaciones así que podría curiosear, ver a los pasajeros leer, escuchar ese idioma de melodía saltarina, observar las ropas, las caras,...Incluso podría intentar hablar con alguno de ellos, preguntar cosas de la ciudad, de los horarios. Lo intentó, buscó alguna mirada aliada, puso cara de turista, sonrió,pero fue imposible, las pantallas estaban allí y ellos no asomaron.
Necesidades: Al final...
Venecia |
Necesidades: Desembarco
No tengo tanta fuerza de voluntad, lo sé, pero lo intento, creo que puedo, hoy sí, creo que puedo olvidar todo lo demás, ese demás en el que están ellos cinco en general y uno en particular. Carpe diem, dicen tus ojos mientras relatas las proezas de la semana, sin embargo no entiendo nada, olvidé el latín de 3º y de COU, y el griego también, las decepciones de la semana no me dejan procesar más allá. Nos sentamos en el sofá, ese que no conocemos, que cada viernes cambia, de color, de tamaño y grosor. Nos acomodamos y nos retratamos. El vuelo bien, como siempre dormida, ni las azafatas vendiendo el motor derecho del avión me han despertado. ¿Y el tuyo?Turbulencias, muy divertido hasta que el niño de atrás se puso a gritar y se comió a sus padres. Me encantan tus figuras estilísticas, me encanta tu figura. Te digo adulador, y no lo eres, simplemente te encanto, o ¿no? Después de deshacernos en palabras y hechos salimos a la calle. Siempre es una ciudad extraña para ambos, así que caminamos por parques y callejuelas haciendo hincapié en los barrios mestizos que no castizos. Las poco más de 48 horas suelen pasar como un suspiro. A la vuelta todo parece gris, es domingo, ya no me hace ilusión sacar la tarjeta de embarque, las tarjetas de embarque de los domingos son absurdas y tristes. Mientras miro la pantalla de salidas llega un mensaje a mi teléfono, dices que estás embarcando. Sigo en la T4, respondo, el mío sale con retraso. Con retraso llego a mi ciudad, después de una hora de coche, consigo aparcar. Las calles están ya dormidas, por las ventanas se ven las televisiones encendidas, mis pasos hacen eco. El eco duele, la realidad de ellos cinco en general y uno en particular más.
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