lunes, 24 de noviembre de 2008

Relato de andar por casa.

Una "buena" noticia, el jueves pasado presentaron un libro en Alicante, "Relatos urbanos 2008: Un libro llamado deseo", en él han publicado 102 relatos, entre ellos uno mío titulado "Mercadono", es el peor relato,más bien minirelato, que he escrito en mi vida, pero ahí está, ¿qué le voy a hacer?.


domingo, 16 de noviembre de 2008

Educación: Arturo Pérez Reverte y "Los fascistas llevan corbata"

Aquí copio el artículo de Pérez Reverte de hoy domingo en El Semanal del ABC:

"Cuando digo que este país es una mierda, algún lector elemental y patriotero se rebota. Hoy tengo intención de decirlo de nuevo, así que vayan preparando sellos. Encima hago doblete, pues voy a implicar otra vez a Javier Marías, que tras haberse comido el marrón de mis feminatas cabreadas, acusado de machista –¿acaso no se mata a los caballos?–, va a comerse también, me temo, la etiqueta de xenófobo y racista. Y es que, con amigos como yo, el rey de Redonda no necesita enemigos.

Madrid, jueves. Noche agradable, que invita al paseo. Encorbatados y razonablemente elegantes, pues venimos de la Real Academia Española, Javier y yo intentamos convencer al profesor Rico –el de la edición anotada y definitiva del Quijote– de que el hotel donde se aloja es un picadero gay. Lo hacemos con tan persuasiva seriedad que por un momento casi lo conseguimos; pero el exceso de coña hace que, al cabo, Paco Rico descorne la flor y nos mande a hacer puñetas. Que os den, dice. Y se mete en el hotel. Seguimos camino Javier y yo, risueños y cargados con bolsas llenas de libros. Bolsas grandes, azules, con el emblema de la RAE. Cada uno de nosotros lleva una en cada mano. Así cruzamos la parte alta de la calle Carretas, camino de la Plaza Mayor.

Imaginen –visualicen, como se dice ahora– la escena. Capital de España. Dos señores académicos con chaqueta y corbata, cargados con libros, hablando de sus cosas. Del pretérito pluscuamperfecto, por ejemplo. En ese momento pasamos junto a dos individuos con cara de indios que esperan el autobús. Inmigrantes hispanoamericanos. Uno de ellos, clavado a Evo Morales, tiene en las manos un vaso de plástico, y yo apostaría el brazo incorrupto de don Ramón Menéndez Pidal a que lo que hay dentro no es agua. En ésas, cuando pasamos a su altura, el apache del vaso, con talante agresivo y muy mala leche, nos grita: «¡Abajo el Pepé!… ¡Abajo el Pepé!». Y cuando, estupefactos, nos volvemos a mirarlo, añade, casi escupiendo: «¡Cabrones!».

Me paro instintivamente. No doy crédito. «¡Pepé, cabrones!», repite el indio guaraní, o de donde sea, con odio indescriptible. Durante tres segundos observo su cara desencajada, considerando la posibilidad de dejar las bolsas en el suelo y tirarle un viaje. Compréndanme: viejos reflejos de otros tiempos. Pero el sentido común y los años terminan por hacerte asquerosamente razonable. Tengo cincuenta y siete tacos de almanaque, concluyo, voy vestido con traje y corbata y llevo zapatos con suela lisa de material. Mis posibilidades callejeras frente a un sioux de menos de cuarenta son relativas, a no ser que yo madrugue mucho o Caballo Loco vaya muy mamado. Sin contar posibles navajas, que alguno es dado a ello. Además tiene un colega, aunque nosotros somos dos. Podría, quizás, endiñarle al subnormal con las llaves en el careto y luego ver qué pasa con el otro; pero acabara la cosa como acabara –seguramente, mal para Marías y para mí–, incluso en el mejor de los casos, con todo a favor, hay cosas que ya no pueden hacerse. No aquí, desde luego. No en este país miserable. Imaginen los titulares de los periódicos al día siguiente: «El chulo de Pérez-Reverte y el macarra de Marías se dan de hostias en la calle con unos inmigrantes». «Xenofobia en la RAE.» «Dos prepotentes académicos racistas, machistas y fascistas apalean salvajemente a dos inmigrantes.» Aunque aún podría ser peor, claro: «Marías y Reverte, apaleados, apuñalados e incluso sodomizados por dos indefensos inmigrantes».

Marías parece compartir tales conclusiones, pues sigue caminando. A envainársela tocan. Lo alcanzo, resignado, y llegamos a la Plaza Mayor rumiando el asunto. «Es curioso –dice pensativo–. A mí tío, republicano de toda la vida, lo insultaban por la calle, durante la República, por llevar corbata.» Yo voy callado, tragándome aún la adrenalina. Quién va a respetar nada en esta España de mierda, me digo. Cualquier analfabeto que llegue y vea el panorama, que oiga a los políticos arrojarse basura unos a otros, que observe la facilidad con la que aquí se calumnia, se apalea, se atizan rencores sociales e históricos, tiene a la fuerza que contagiarse del ambiente. Del discurso bárbaro y elemental que sustituye a todo razonamiento inteligente. De la demagogia infame, la ruindad, el oportunismo y la mala índole de la vil gentuza que nos gobierna y nos envenena. Ésta es casa franca, donde todo vale. Donde todos tenemos derecho a todo. Cualquier recién llegado aprende en seguida que tiene garantizada la impunidad absoluta. Y pobre de quien le llame la atención, o le ponga la mano encima. O tan siquiera se defienda.

Así que ya saben, señoras y caballeros. Ojito con las corbatas y con todo lo demás cuando salgan de la RAE, o de donde salgan. Nos esperan años interesantes. Tiempos de gloria."

jueves, 6 de noviembre de 2008

Música y Documentales: Vetusta Morla y MiradasDoc.

El otro día conversaba con una amiga por teléfono. ¿De qué hablan dos amigas que llevan meses sin verse?Pues de lo típico: ahora me estoy leyendo esto, bájate esta pelí de este director que es muy buena, yo el pisto lo hago con calabaza, este fin de semana cumples los 29 así que cómprate una tableta de chocolate y una botella de vino,...Después, cuando ya has colgado, te acuerdas de un grupo de música que te ha dicho que le gusta mucho, no te suena, ni lo conoces, pero tú lo buscas y te lo pones unos días en el coche a ver que tal suenan, descubres que tocan muy bien, sobre todo en las canciones que cantan en directo, se llaman Vetusta Morla (como la tortuga de "La historia interminable") y sus letras también te llegan.
Otro de esos días parsimoniosos, entre semana, te animas y te pasas por el pueblo de al lado, Guía, hay un Festival Internacional de Documentales (MiradasDoc 2008), descubres unas películas interesantes sobre países y temas muy diversos que te dejan sin palabras (Sierra Leona, China, Ruanda, Yugoslavia, Irak, Cuba...). Disfrutas de varias tardes en este festival.

Y a mediados de la semana das gracias a la vida por mantener esas sorpresas diarias que te hacen tanta ilusión, como a un niño pequeño los reyes magos. Eres consciente de que sigues viva, de que estás abierta a nuevos aprendizajes, a nuevas vivencias, y que sobre todo disfrutas con ellas.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Literatura: enganchada a Henning Mankell

Cuando cierro el libro descubro que todo está en silencio, un ronquido viene en mi busca a través del pasillo, miro el reloj. "Joder,¡ si son casi las tres de la mañana!".Me arrastro hasta el baño y me refresco la cara, vuelvo al sofá, aunque haya terminado la novela necesito ojearla de nuevo, el lomo, la portada, el año de impresión, la foto del autor. Es una sensación muy placentera, haber compartido unas horas con el inspector Wallender por Suecia, viajar sin costes, sin esperas, incluso sentir la nieve y el frío de un invierno que aquí nunca llega. Pero estoy impaciente, necesito más de este Henning Mankel que hasta hace poco me era un desconocido. Me descubro vagando por mi estantería, mis ojos buscan ávidamente algo que sé de sobra no encontraré, la resignación me acompaña de nuevo a mi asiento "Tendré que esperar al lunes para tener en mis manos otra obra de Mankel". La decisión está más que tomada, mi nueva droga se llama "Henning Mankel" y sus novelas las dosis diarias de las que no podré prescindir durante un tiempo. Intento recordar la persona que me habló de este autor, tengo que agradecerle su buen gusto, pero soy incapaz de ponerle una cara, a estas horas mis neuronas están semidormidas.
Decido tumbarme en la cama con la luz apagada, cierro los ojos y entro a valorar "Me ha encantado la forma en la que narra, describe y plasma los diálogos; la trama me dejó totalemente pillada, necesitaba seguir leyendo hasta el final, no he podido parar". Con esto me quedo sopa, de lado, abarazando la almohada.
El alma de un nuevo autor ha entrado en mi casa.